Los perros y los gatos no son lo que eran

Da miedo decir que las cosas no son lo que eran porque en realidad soy joven y no debería pasar lo que esa combinación de palabras significa. Pero la cuestión es que, realmente, las cosas no son lo que eran.

Antes ibas a por unas pipas y tenías de las saladas, las normales y las que supusieron un avance que fue tildado por mi mismo de brujería: las que estaban saladas por dentro. Ahora las tienes de sabor hamburguesa, picantes, sabor curry, rellenas de mierda... Todo complicado y maligno.

Antes, los niños veíamos en la TV el Club Disney, Barrio Sésamo o los Thunder Cats. Ahora tienen que elegir con cuidado entre los cientos de dibujos japoneses incomprensibles que pueblan la programación de las decenas de cadenas de TDT. Si elijen a la ligera pueden ser apaleados en el recreo o terminar convertidos en asesinos sexuales.

Lo que ocurre con estos dos ejemplos es aplicable a todo. TODO. Porque no sólo se reduce a prendas de vestir, comida o insultos. Se puede aplicar también a la legendaria rivalidad entre gatos y perros.

Antes, cuando un perro se cruzaba con un gato corría la sangre. Bien fuera del gato o del perro, había que sacar la fregona y limpiar la sangre del suelo. La rivalidad era extrema y las peleas, llenas de dientes y zarpas afiladas, encarnizadas. Los perros y los gatos vagabundos andaban por ahí haciendo gala de sus marcas derivadas de sanguinarias peleas. Calvas y sangre salpicaban sus mugrientos pelajes.

No es un abrazo. Es una llave de judo.

Ahora, no queda ni rastro de esa rivalidad. La NET está plagada de vídeos de perros y gatos en actitudes cariñosas que rozan el porno inter-animal. Donde antes había mordiscos, ahora hay lametazos, donde antes había arañazos, ahora hay ronroneos. Se acabó el crujir de huesos. Ahora sólo hay crujir de corazones.

Todo se ha ido a la mierda. Y de seguir así, se dará el salto al género humano y se terminarán las disputas vecinales, las peleas de autos de choque, los navajazos discotequeros... Y por último las guerras. Vislumbro un futuro sin IRA y me echo a temblar.

1 Comentarios llenos de IRA:

Carlos Olmedillas Calejero dijo...

Divertido articulo. Estoy de acuerdo, las coas no son lo que eran, pero yo debo de ser mayor que tu, porque solo podia elegir entre Barrio Sésamo y barrio Sésamo.

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