Goofy tiene retraso mental

Es algo que nos lo olíamos. Su risa, su expresión perennemente perdida, el hecho de que su perro sea más avispado que él... Disney nos lo puso fácil. PERO.

Ha sido hace poco cuando lo he podido comprobar. Y es que, de niños, veíamos a Goofy como un adorable -¿salmón de secano?- animalito, torpe y simple que nos hacía sentir bien porque pensábamos que hasta nosotros le ganaríamos al poker. Pero ahora, de mayores, que la vida nos ha vapuleado y nos ha enseñado que Goofy moriría abrasado al primer intento de hacer un pollo asado, lo vemos con otros ojos. Más críticos, más inyectados en sangre. Lo vemos así:

 Goofy haambre.

Su sonrisa, sus piernas con algún tipo de enfermedad que las hace estar arqueadas, su mano torcida en una horrible garra deforme, el cuello girado unos grados de manera que siempre haya un hilo de baba asomado a la comisura de los labios... Todo muy grotesco, muy subnormal.

Y ahora me pregunto yo ¿A quién se le ocurrió que este era un buen ejemplo para los niños? ¿Qué clase de monstruo pensó que era buena idea dejar la educación de los niños en las manos de un mongólico? ¿Acaso esta mente hitleriana pensó que los niños se sentirían bien riéndose de un animal con retraso? ¿Significa esto que todas las generaciones que hemos crecido con Goffy somos una especie de experimento sociológico para ridiculizar y acabar con el retraso mental? Preguntas. Una vez más. Preguntas sin respuesta en aqueste infame blog. 

De modo que ya sabéis, la próxima vez que veáis un programa de Goofy decid NO. Se empieza con Goofy se termina con el caballo debajo de un puente.

Y FIN.